Mi mejor amigo y yo, tenemos la capacidad de tener las conversaciones más divergentes por horas. Nuestro talento para salirnos del tema central es algo que asombra y desespera a quien nos escucha.
Llega un punto en las pláticas donde nos detenemos y nos preguntamos “¿De qué carajos estábamos hablando al principio, que llegamos a esto?”. Como has de suponer, ninguno de los dos tiene ni idea del tema inicial.
En peleas  pasa -generalmente- lo mismo. Hay un punto de máximo disgusto donde alguna de las dos partes involucradas pregunta “¿Por qué carajos empezamos a pelear, que llegamos a esto?”. Y lo mismo: ninguno de los dos lo recuerda.
Con el Diván me ha pasado lo mismo, como ya lo he comentado previamente.
Podría decir que “se me olvidó cómo empezó el proyecto”, pero la verdad es que me distraje. Tal y como nos distraemos mi amigo y yo cuando platicamos o como se distraen dos personas que se pelean. No es que haya olvidado el punto del partida: sólo me fui por otro lado.
A mediados de este año, en forma personal, me pasó lo mismo. Una buena amiga me contó que en una agencia estaban buscando un Director Regional/Grouper/Head o algún título pedorro del departamento de planeación que estaría en contacto con las oficinas de todo LATAM… y me apunté. Un  mes antes, fui a comer con alguien que me proponía dirigir la mitad de una agencia de Relaciones Públicas. ¿Se me había olvidado qué me gusta hacer en publicidad? No. Sólo me distraje. Sólo estuve a punto de irme por otro lado.
Es fácil confundir el olvido con la distracción.
¿Se te olvidan las llaves en casa o te distraes haciendo otra cosa y las dejas en la mesa de siempre? ¿Se te olvida cómo hacer una raíz cúbica o sólo no pusiste atención cuando enseñaron cómo realizar tan sencilla -yeah right- operación?
Yo me distraigo con facilidad, pero no olvido. Estuve a punto de distraerme profesionalmente y me distraje del camino del Diván, pero no olvido el origen y las motivaciones de ambas.
A veces nos olvidamos (distraemos) de nuestro punto de partida. A veces olvidamos  (nos distraemos de) cómo empezó todo. Sin embargo, en el camino, vamos dejando pequeñas piezas que nos recuerdan cuál es el camino a seguir o personas que nos ayudan a no olvidarlo (distraernos).
¿Mi consejo para todas esas pláticas divergentes, peleas, cuentas de twitter/facebook/blogs que pierden todo sentido/profesiones? FOCUS. FOCUS. FOCUS.
Gracias a ti, que me has ayudado a no distraerme del camino por el que inicialmente hice al Diván.
Gracias a ti, que me lees incluso cuando me distraigo del camino.
Gracias a ti, que no serás nunca parte del olvido. Y a todo esto, ¿de qué carajos estaba hablando al inicio de este post?