Ayer, 11 de septiembre, la Ciudad de México estaba invadida por una mega marcha, en EEUU conmemoraban el evento de las torres gemelas y yo, echaba chispas. Ninguno de los eventos anteriores tenían relación.

Tras corregir color, rotoscopiar, enmascarillar, insertar legales y otras maravillas, teniendo al equipo de Cuentas rifándose desde temprano con nosotros, al productor en dos proyectos a la vez y al H. Departamento de Clientes pidiendo todas las golosinas existentes en el mundo, llegó un mensaje de Blackberry.

– “¿Quién aprobó esa CT? No está apegada al board. Quisiera revisarla personalmente.”

Madres. Madres. Madres.

Don Chingón, himself, se había manifestado electrónicamente y había dejado claro que él lo tenía más largo, más brillante y más pesado (el título nobiliario, claro).

Por un lado, pobres Cuentas que no llevaron compu y tuvieron que mendigarnos los iPad o compus.

Por otro, pobre Productor que sacrificó media junta por estar en la post desde el principio.

Por último, más triste y desesperante, ¿para qué carajos fueron las tres come-galletas que, en teoría, iban a decir la última palabra? Si me pongo en sus zapatos, lloro mientras digo para mis adentros:

“Me acaban de hacer quedar como pendeja frente a la agencia. Espero no lo hayan notad… mierda. Me están viendo con cara de ‘Ésta es la pendeja’. Mierda. Mierda. Mierda.”

La mujer tenía, parcialmente, razón. No que pensáramos eso (porque seríamos incapaces de insultar a tal luminaria de la mercadotecnia), pero eso era justamente lo que hizo su jefe: quitarle el poder, disolver su autoridad y hacerle perder un día de su vida… todo, frente a la agencia.

En defensa de la clienta cuyos zapatos elegí ponerme, es una chica brillante. En verdad, es una mujer bien bragada y lista que no hace comentarios insulsos a la hora de escuchar creatividad… pero ayer, le tocó ponerse el sombrero del “Idiota del pueblo”.

No pude más que recordar cierta frase de George Lois.

Great work must be presented to the person that has the power to accept your creations. The problem is that the underlings in any business or enterprise can always say “No” (and many times do), but have no power to say “Yes” – so you must get past them and present to the decision-maker! 

1277848805_850215_0000000000_sumario_normalGente que tiene todo el poder de decir “no”, pero ninguno para decir “sí”. Trabajamos con ellos y para ellos. Pierden su tiempo junto con el nuestro. Tiran su trabajo a la basura junto con el nuestro.

Desde luego, irrita no poder presentar tu trabajo con Don Chingón de MKT para poder tener un “SÍ” o un “NO” certero, pero… echemos un ojo a lo que pasa en nuestras oficinas:

  • El Copy Sr le acepta una idea al trainee que, una hora después, desecha el D.C.Asociado.
  • La ejecutiva de cuentas que tiene que poner la cara de pendeja frente al cliente, porque su Directora le pidió que mandara un mail diciendo “Olvidé doblechecar el brief con mi directora. Mañana se los envío de nuevo. Sorry.”
  • El VP creativo que dice en su discurso post-Cannes “Nos fue tan bien, chicos, que seguro NY nos perdona el recorte” y tiene que llamar a su oficina a cinco miserables, tres días después porque el Presidente de la agencia, cambió de opinión.
  • El Community que tiene que disculparse con los followers y aceptar trolleadas, porque el jefe de proyecto insistió en hacer equis dinámica.

En fin. Entienden el punto. En todos lados hay demasiados intermediarios que creen que tienen el poder de decir “sí” y en todos lados hay un Don Chingón a quien es imposible acceder y que tiene el poder de dejar a todos, como pendejos.

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Por cierto: Don Chingón le dijo “sí” a las copias de trabajo. Lo único que quería, era verlas antes y contestó en un mail “Bien, team. GREAT WORK!”

Ayer echaba chispas. Hoy tengo la cabeza más fría. Estoy muy de buenas y esperando a pasar la noche en post. Y además, ninguno de los eventos anteriores tienen relación.